
Un elemento indispensable y vital para el ser humano es el agua, la cual se describe en tres palabras: incolora, inodora e insípida.Sin embargo existes diversos tipos de agua. Muchos coinciden que su calidad puede ser medido de acuerdo con su trasparencia, pero no tanto en todas las premisas. Y es que esconden mucho más, ya que contienen diversos elementos, sobre todo minerales, que dependen de su procedencia entre otras cosas.El agua del grifo es la que llega a todos los hogares, en gran parte del mundo, a través de conductos. No suele tener una sola procedencia, y como es distinta en cada lugar, tampoco todas tienen la misma calidad, componentes ni sabor.Lo que sí está, o debería estar garantizado es que son aguas seguras para beber y demás usos cotidianos. Existe una rigurosa reglamentación sobre el agua suministrada y deben someterse a análisis frecuentes para comprobar que no tienen residuos no deseados, bacterias, restos contaminantes y otras impurezas.
Pueden proceder de aguas subterráneas, de lagos, de lluvia, de pozos. E incluso en lugares donde escasea se obtiene filtrando la del mar para extraerle la sal y hacerla apropiada para cocinar, aunque no siempre para beber.La función del agua no solo es hidratar, sino que una de su función imprescindible para el funcionamiento del organismo, es aportar distintos minerales. Según su lugar de procedencia, pueden ser aguas más o menos ricas en unos u otros.Es importante lo que se conoce como aguas duras. Las aguas duras son las que tienen muchos minerales que se deben filtrar en el medio natural a través de depósitos de piedra calcárea. Esta se compone de carbonatos de calcio y magnesio, bicarbonato y sulfatos. Se consideran de menor calidad.Por el contrario, las aguas blandas son las que se han filtrado a través de granito o gres, que son pobres en esos minerales. Estas, que llegan normalmente de las montañas, se consideran mejores para la salud y tienen mejor sabor.El segundo tipo de agua más habitual es la que se conoce como mineral, que se utiliza solo para beber, o para cocinar en muchos casos, y que se vende embotellada en envases de distinto tamaño.La composición física, química y fisioquímica se obtiene a través de diversos análisis, que determinan desde su temperatura, a los residuos secos que contienen, su pH (que determina la mayor o menos acidez), sin son blandas o duras, su posible toxicidad, si contienen bacterias u otros patógenos, etcétera.
Estas son algunos tipos de aguas según los minerales predominantes en su composición:Alcalinas. Tienen un pH elevado. Contribuye a neutralizar el exceso de ácidos del organismo, que retrasan el envejecimiento. Si se toma en exceso puede producir lo que se conoce como alcalosis metabólica, cuyos síntomas son vómitos y náuseas.Bicarbonatadas. Son frías y alcalinas, con pocos minerales y con propiedades diuréticas. Diversos estudios han demostrado los efectos positivos de estas aguas en el aparato digestivo. Ayudan a neutralizar la producción de ácidos, aumentan el pH del interior de los intestinos, aceleran el vaciado gástrico y estimulan las hormonas digestivas. Se recomiendan también para controlar el colesterol y prevenir dolencias cardiovasculares.Cálcareas. El calcio es su componente más destacado. Tiene efectos positivos en los sistemas nervioso, muscular y sanguíneo. Tiene potencial papel en mantener un entorno alcalino y en la mejora del equilibrio de ácidos en el organismo. Uno de ellos destaca el importante papel que tienen esas aguas en la mineralización de los huesos, especialmente necesaria en mujeres menopáusicas.Cloradas. El cloro es el elemento predominante, y sus catones (iones de carga positiva) son sodio, calcio y magnesio. Actúan sobre las funciones del intestino, porque estimulan la secreción de agua y electrolitos. Están indicadas en enfermedades del sistema gastrointestinal.Ferruginosas. Existen dos tipos, las que contienen bicabornato y las que tienen sulfato. Estas últimas son muy concentradas, ricas en arsénico y con un pH muy bajo. Las bicarbonatadas tienen el pH alto y poco arsénico y destacan sus propiedades hemopoésicas, es decir, en la formación, desarrollo y madurez de las células sanguíneas. Por eso están indicadas para quienes padecen anemia por falta de hierro, y, especialmente, las embarazadas.Fluoradas. Son aguas adecuadas para los niños, porque reducen el decaimiento y promueven la mineralización ósea. Pero no es conveniente consumirlas en exceso porque se cree que podrían tener efectos carcinógenos. Magnésicas. Se recomiendan para patologías ginecológicas, como el síndrome premenstrual, el climaterio y la osteoporosis postmenstrual. Combinado con sulfato, el magnesio actúa sobre el sistema digestivo, estimula los movimientos intestinales y combate el estreñimiento. Sódicas. Ricas en sodio. En el caso de que haya cloruro, se considera un riesgo para hipertensos y no se recomienda para quienes sufren dolencias cardiovasculares. En cambio, si el sodio se asocia con bicarbonato resultan adecuadas para mujeres con menopausia porque pueden disminuir el riesgo de sufrir enfermedades que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos.Sulfatadas. Sus propiedades se deben a la combinaciones de los iones positivos y negativos del sulfato. Tanto las aguas de sulfato de magnesio como de sodio resultan eficientes contra el estreñimiento; son beneficiosas para la buena digestión. El sulfato es un nutriente básico en numerosos procesos metabólicos y celulares, particularmente para el crecimiento y desarrollo del feto, por lo que son muy recomendables para embarazadas. Ayudan en trastornos de la piel y alergias.
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