Egipto se encuentra conmocionado tras la trágica historia que envuelve la agresión sexual que vivió una chica que acabó con la muerte de su agresor.
A.A.R. por sus iniciales, de quince años, acudía al zoológico de Giza en compañía de su novio. Entre la multitud tomaron caminos diferentes perdiendo rastro alguno de él. A través de una llamada telefónica trata de contactarlo para reencontrarse pero la sorpresa fue escuchar la voz de otro hombre que no era su novio al otro lado del móvil. La desconocida persona afirma haberse encontrado el teléfono en el recinto y pide quedar con chica en un punto específico para hacer entrega del aparato, a lo cual ella acepta sin pensar que sería el inicio de una fatídica historia.En cuanto llega al punto acordado, el hombre comenta que el teléfono ya había sido entregado a su dueño e inmediatamente se ofrece a llevar a su casa a la joven. El viaje se realizaría en un minibús y solo se encontraban los dos involucrados. La ruta inicias no suponía ningún riesgo, pero en un punto el transporte se debía hacia una carretera solitaria y el hombre intenta besarla.Ella se niega al acto y opone fuerza contra su agresor quien responde forzándola y amenazándola a punta de cuchillo. En su intento por salvarse, ella finge acceder a la petición y al primer descuido, se hace del arma y lo apuñala 14 veces. Posteriormente asiste a la policía y se entrega.Ahora A.A.R. se encuentra acusada de asesinado en un centro de detención de menores en espera de un juicio. Su abogada, Dina Elmokadem, confía en que el resultado será favorable para su cliente ya que considera cuenta con motivos suficientes para el alegato de que la víctima actuó en defensa propia, como se comenta: “ella estaba asustada, sola en una zona desértica y se defendió de alguien que quería hacerle daño”.Según los artículos 245 al 251 del código penal egipcio, las situaciones en las cuales es legítimo herir, golpear e incluso matar a otra persona son cuando la víctima teme por su vida o por sufrir heridas graves y este miedo tenga fundamentos plausibles; cuando se use la fuerza contra una mujer en caso de violación o asalto; y en caso de secuestro. Esto siempre que no haya ninguna autoridad pública presente a la que acudir en auxilio.El caso ha recorrido las redes sociales. Grupos feministas y simpatizantes con la joven han solicitado la absolución bajo el #lachicadeAyat. Pero el sistema judicial ha quedado mal visto al ser tachado de machista.En el 2013, un estudio de la ONU subrayaba que el acoso sexual en Egipto había crecido exponencialmente. Un 99,3% de las mujeres encuestadas afirmaba haberlo sufrido y un 82,6% confesaban no sentirse seguras en la calle.Otro factor clave para la resolución favorable para la joven es que su pareja confesó ser amigo del agresor y que los dos mantuvieron conversaciones sobre la joven; lo cual lo posiciona como facilitador de secuestro.
