Los migrantes que son padres, dejan en su tierra natal a sus hijos y esposa, sin saber siquiera si un día los volverán a ver.

MONTERREY.- En su intento por darles una mejor calidad de vida a sus hijos, algunos padres se ven obligados, irónicamente a abandonarlos.Es la suerte de los migrantes que son papás, y que en su tierra natal dejaron familia, esposa e hijos, sin saber siquiera si un día los volverán a ver.“Es dificil, no voltear para atras, dan ganas de llorar, ruedan las latrimas, pero como la situacoin esta tremenda alla, uno tiene que seguir estos caminos”, dijo Omar Gutiérrez, quien dejó a sus hijos en Honduras.

Hace 22 días, Omar Antonio Gutiérrez Avilé salió de su hogar, en el pueblo de Paraíso, al oriente de Honduras.En casa se quedaron sus tres hijos, Sail, de 12 años; Angie, de nueve; y Jeffer, de dos, con su esposa Sandra Castro, sin saber cuándo volverá a verlos.“Pues, la verdad, no se sabe porque eso depende del tiempo, lo que uno quizá si halla un trabajo, por lo menos años”, señaló.Parece sencillo, pero cada vez que los recuerda le dan ganas de regresar, pero lo que menos es Paraíso es hacerle honor a su nombre, y la pobreza.La violencia y la falta de oportunidades lo obliga a buscar otros destinos. Pero sabe que lo extrañan, porque se lo dicen cuando habla con ellos por teléfono. “Pues que me extrañan mucho y quisieran que volviera, yo tambien no se me quitan las ganas quieres un buen futuro para ellos, quizá que tengan estudios, que se superen”, mencionó.Como dice Omar, los niños se quedaron con el 50 por ciento del amor que tenían. La otra mitad, se fue a buscar un mejor futuro en un país lejano, donde no sabe si las circunstancias le permitirán regresar con ellos.ilp